Que a Elmo se le da bien eso de esconderse no es ningún secreto y ya en otras ocasiones hemos traído el tema a colación... Si sumamos esa habilidad innata de nuestro pequeño piratilla a la necesidad felina de pasar lo más calentito posible estas frías tardes de finales de noviembre, el resultado, como podéis apreciar en la fotografía, se torna una auténtica melé vespertina de cojines y felino. Menos mal que en esta ocasión el bueno de Elmito traicionó involuntariamente su colorido aunque eficaz camuflaje cuando sacó las patitas a tomar el fresco, que otras veces ha tocado poner la casa patas arriba para lograr descubrir al señorito...
Conste que esta costumbre tan gatuna de pasar el rato escondidos puede llegar a trastocar la vida familiar, sobre todo esos días en los que nuestra humana tiene prisa. Y es que ella no puede salir de casa sin dejarnos ubicados y bien localizados y a veces, según dice, no se lo ponemos fácil... ¡Con lo divertido que resulta! ¿No entiende que lo hacemos por ella? ¡Y que no se queje, que sólo somos tres!
¿Y a vosotros, queridos lectores felinos? ¿Vuestros humanos os buscan y recuentan antes de salir de casa? ¿Se lo soléis poner fácil o sois buenos en el arte del escondite gatuno-humano? ¡No os hagáis los remolones a pesar del termómetro, salid de donde quiera que estéis y contadnos con pelos y señales vuestras mejores anécdotas sobre camuflaje!
¿Y a vosotros, queridos lectores felinos? ¿Vuestros humanos os buscan y recuentan antes de salir de casa? ¿Se lo soléis poner fácil o sois buenos en el arte del escondite gatuno-humano? ¡No os hagáis los remolones a pesar del termómetro, salid de donde quiera que estéis y contadnos con pelos y señales vuestras mejores anécdotas sobre camuflaje!